Un@ de mi calle me ha dicho que tiene un amigo que dice conocer un judí@ mexican@*
Somos una minoría (los judíos, alrededor de 45 mil dentro de 120 millones de mexicanos) que genera mucha curiosidad. Tenemos una religión que cada quien vive e interpreta de una manera diferente.
Mujer. Mexicana. Judía.
La gran paradoja de mi vida: los tres sustantivos que me definen son, a la vez, la causa de mi mayor orgullo, de mi trabajo y de mi lucha yyyyy lo que siempre pone junto a mi nombre el invisible asterisco de la duda.
La duda sobre quién soy. Sobre mis diferencias del mainstream. Sobre mi capacidad.
Ser mujer mexicana es algo que se trata de manera extensa en muchos lugares.
Hoy quiero escribir sobre la tercera parte de esta ecuación: ser judía.
En el camino de convertirme en una persona semi-pública me he dado cuenta de dos cosas. La primera, que era de esperarse, es el antisemitismo latente, tanto explícito como velado, que supura de lugares comunes y de otros insospechados; la segunda, mucho más prevaleciente, es el enorme desconocimiento de la mayor parte de las personas de lo que "somos" l@s judí@s. Vez tras vez me encuentro con que para much@s soy la primera, o de las primeras personas judías que conocen en persona (valga la redundancia) y que, aún así, ya t…
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