Dividir o incluir, el reto de nuestra sociedad (I)
¿Cuánto tiempo más tenemos que esperar como sociedad para entender que las diferencias solamente nos separan?
Hace ya varios ayeres tuve una experiencia que cambió mi mundo. Mi mejor amiga de la prepa, con la que compartía todo, me confesó, después de vivir altos niveles de ansiedad, de confrontarse a sí misma, a su familia y a su realidad, que era lesbiana. En un principio tuve miedo y no permití que se me acercara. Nuestra relación ciertamente cambió. Y no es que me espantara su confesión, ni mucho menos el tema de que mi mejor amiga tuviera una orientación sexual diferente, sino el punto es que no sabía cómo reaccionar cuando ella estaba cerca de mí. Incluso, recuerdo que, en una pijamada, fingí estar dormida con tal de evitar que durmiera a mi lado, como si me fuera a hacer algo. Ahora, después de tantos años entiendo que mi reacción fue muy natural, pero también muy llena de prejuicios y malos entendidos. Me equivoqué.
Hoy confieso que no supe cómo reaccionar después de la apertura de mi mejor amiga. En ese momento, acepté su orientación, nunca he tenido un problema…
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