Hijes sin hijes
En todos esos rostros y voces veo ese común denominador de tener una libertad de pensamiento, que las personas de mi generación no tuvimos.
“Nuestra generación podría enfrentar el fin de la humanidad, y mejor hacerlo sin hijos”, me soltó de golpe, sin dramatismo, asumiéndolo como una posibilidad real. Su argumento giró en torno a la crisis climática, la del sistema económico mundial y, por supuesto, la reflexión en torno a la muerte masiva que trajo la pandemia. Es hombre, tiene 21 años, una posición económica holgada, una familia amorosa, novia, alumno destacado, y ya gana recursos suficientes para pagarse sus propias vacaciones.
Digamos que su visión acerca de la maternidad/paternidad no es derivada de las desigualdades de género, clase y raza, que también han hecho que muchas mujeres decidan, apenas salen de la adolescencia, no ser madres; decisión que incluso las ha llevado a practicarse una cirugía de esterilización.
Me confiesa que sí se imagina con una familia casi tradicional que incluye hijes. Le llama “hijes”, porque el lenguaje incluyente ya es su cotidianidad, y aunque se identifica como un “él” sin matices, su …
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