¿Exceso de información?
¿Por qué estoy perdiendo mi dinero en contenido que evidentemente no voy a poder consumir a menos que me divida en diez? ¿Les pasa igual?
Querido lector, querida lectora. Estoy considerando seriamente que esta columna tenga un nombre. Me vino a la mente: “Exceso de información”. Tal vez no es el más sexy, menos en estos días en el que los títulos, la historia, el clickbait y el algoritmo determinan el éxito de un contenido.
Es extraño pensar que cuando estudié la carrera de comunicación, nadie visualizó, nunca, jamás, la llegada del mundo digital que vivimos. Yo jamás pensé que pasaría del “quiero hacer animación stop-motion” al “soy periodista de tecnología” a “las marcas dicen que soy influencer” (creo que soy Periodflencer, pero ese término tampoco suena bien). Siempre he sabido que los títulos o las cabezas -como se les dice en el mundo editorial- no me salen. Desde que escribía en Expansión, “las cabezas eran mi coco”.
Toda esta introducción la hago porque he notado que mi constante en esta columna, en la que ya he escrito por 9 meses (entra emoji de asombro) es justamente, mi queja/preocupación/agobio o…
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