Las cosas no andan bien en las relaciones entre México y Estados Unidos. La decisión del presidente Andrés Manuel López Obrador, de no participar en la Cumbre de las Américas bajo la excusa de que no fueron invitados todos los presidentes de la región, refleja la lejanía política que existe entre los gobiernos de los dos países.
Las distancias, visibles incluso antes de que la administración de Joe Biden asumiera el poder, no se han acortado; más bien todo lo contrario. Durante el último año y medio se han multiplicado los ámbitos donde hay diferencias de enfoques, de perspectivas y de actitudes entre México y EUA. Ya no se trata solo de la reforma energética, de seguridad y lucha contra el narcotráfico, o de la guerra de Rusia contra Ucrania. Ahora las simpatías del presidente mexicano hacia los regímenes autoritarios de Cuba, Nicaragua y Venezuela han contaminado la relación bilateral a tal punto de que México puede ser percibido por el gobierno estadounidense como el res…
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