Cartografía personal de una lectura
Leí “Memorias de Adriano” a los veinte años, a los cuarenta, a los sesenta. Y tengo el deseo ferviente de volver a leerlo a los ochenta
Tres veces he leído el libro “Memorias de Adriano”, de Marguerite Yourcenar: a los veinte años, a los cuarenta y a los sesenta. Las tres veces lo leí por placer.
Leí “Memorias de Adriano” en 1981, cuando el poder presidencial en México era absoluto, o así lo parecía; lo leí en 2001, cuando ya se había ido el partido hegemónico; y lo acabo de volver a leer en 2021, cuando vivimos con el desafío de consolidar la transición.
Lo leí cuando acababa de estrenar mi sexualidad; cuando iniciaba a vivir el amor de mi vida; y lo leí de nuevo hace un mes, ya casada.
Lo leí cuando no existían las computadoras personales; después, cuando aún no existían las redes; y ahora, en que Twitter, Facebook, Instagram y Tik-tok son omnipresentes.
Lo leí al final de mi adolescencia, siendo una adulta, y volví a leerlo ahora, en el umbral de la tercera edad.
Lo leí por vez primera a solas, sin tener con quien comentarlo; la segunda vez, en voz alta, al lado de Rossana Fuentes-Beraín, y la tercera, analizándolo con…
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