Cuando empecé a tomar en serio a Bad Bunny
Bad Bunny no es un artista cualquiera, tiene empuje y viene con esta generación ávida por vivir.
El reggaetón ha sido un género un poco chocante, al menos para mis gustos musicales, pero conforme pasa el tiempo las circunstancias han cambiado en este mundo donde cada día surge un tema o polémica nuevo.
Las acusaciones sobre el reggaetón no sólo no se han diluido, sino tampoco han impedido su ascenso. Sigue subiendo como espuma en la preferencia popular, convirtiéndose en uno de los géneros musicales más escuchados en diversos países del mundo.
No exento de polémica, acusaciones de sexismo, misoginia, etcétera, sigue permeando en la preferencia de los más jóvenes frente a la cara de desconcierto, desaprobación e incomprensión de los padres y adultos.
Twitter es el campo de batalla de estos debates amplios, cansados y siempre fúricos entre los detractores del reggaetón y los fanáticos de este ritmo.
Pero estos días han sido un clímax exasperante: Natalia, mi hija, está febril desde hace días desde el anuncio del concierto de Bad Bunny en México, y no para de poner canciones y gritarlas…
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