Cuando inhalé la llamada Molécula de Dios
Fue místico. Me desconecté (entiendo) por breves momentos. El rapto de conciencia fue paulatino, leve, suave; el silencio me invadió; entré en un estado de paz inimaginable, conocí la nada…
Dicen que al cumplir años, la persona gana valor, experiencias y acumula recuerdos. ¿Será? Para mí, es algo muy relativo y el paso del tiempo, en el mejor de los casos, nos permite deshacernos del bagaje innecesario.
El Sapito del Desierto (Bufo Alvarius, Sonora) produce un veneno poderosísimo: su secreción, la Dimetropina (DMT) provoca experiencias psicodélicas y místicas que curan el cuerpo, la mente, el alma y el espíritu.
No está alejado de la polémica y el cuestionamiento científico que compiten con los testimonios de una comunidad que cada vez es más creciente en América Latina; y que, sin duda, nos recuerda a la mística, indígena oaxaqueña, María Sabina quien curaba a través de “los niños santos” (los hongos alucinógenos) a quienes la visitaban: John Lennon, Harrison, Dylan…
Por primera vez, tuve la experiencia de “El Sapo” hace ya 48 meses. Fue en el marco de la celebración del Año Nuevo Seri que para los comca´ac es con la primera luna del verano.
Fue también la oportunidad de co…
Keep reading with a 7-day free trial
Subscribe to OPINIÓN 51 to keep reading this post and get 7 days of free access to the full post archives.