El instinto no alcanza
Fundamos negocios con la motivación de cambiar el mundo. ¿Qué pasaría si las emprendedoras tuviéramos más herramientas para operar mejor nuestras empresas?
Pensé que no podía estudiar una maestría en negocios (MBA). Había fundado una empresa y toda mi energía se centraba en sacarla adelante, así que no podía darme el lujo de distraerme. Manejaba mi emprendimiento de la forma en la que mi conocimiento me lo permitía, con instinto y el mayor orden posible, sin pensar siquiera en que tal vez había una mejor forma de hacer las cosas.
Para mí era impensable sumarme a las estadísticas que dicen que, aunque en el mundo existen 400 millones de emprendedoras, sólo 6.2% de sus empresas operan más de 42 meses, según datos de Heroikka, una plataforma digital que conecta proyectos de mujeres con diversas redes y talento global.
Tenía miedo y sólo un objetivo: avanzar sin distraerme; no quería poner en riesgo mi emprendimiento. Creía que invertir en aprender me podía salir caro, pues descuidaría el día a día de la empresa; tal vez no juntaría el dinero para la renta o quizás la nómina, o, peor aun, no tendría para cubrir el seguro de gastos médicos mayo…
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