Por Edmée Pardo
Cuando leemos las etiquetas de la ropa encontramos datos del fabricante y marca comercial, talla, componentes del tejido y país donde fue fabricado. Con alguna dificultad reconocemos las instrucciones de lavado con íconos no siempre fáciles de distinguir como lavar a mano, en seco o en máquina, el uso de secadora, temperatura de la plancha. Pero por más que he examinado, no he encontrado una sola indicación que señale si esa prenda es para uso de mujeres u hombres; mucho menos alguna nomenclatura que indique si la prenda tiene identidad o preferencia sexual. Es importante que quede claro de una vez: la ropa no tiene género. Somos nosotros con nuestras nociones culturales quienes se lo atribuimos como ideología, propuesta o grillete.
Mientras escribo traigo puesto unos pantalones de mezclilla, de cierta talla y corte que son los que mejor me acomodan. El día de hoy se sabe que los pantalones no son una prenda de uso exclusivamente masculino como se consideró m…
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