Otra manera de contar
Un creador que usa las palabras para hacer visible una historia tantos años silenciada sabe que su voz incomodará a varios, como lo han hecho las obras que marcan la historia.
Por Edmée Pardo
Érase una vez que las historias se contaban de una sola manera. Con una estructura conocida como aristotélica –planteamiento, desarrollo, nudo y desenlace—y con énfasis en la construcción de los personajes que sostienen la anécdota: protagonista y antagonista. Estábamos acostumbrados a leer, escuchar y escribir todo aquello que confirmara la visión de mundo dominante, con las ventajas que eso supone para unos y desventajas para otros. Muuuuchos años después se empezaron a buscar otras maneras de relatar las cosas como discurso alternativo con el objetivo de entender y acomodar desde ángulos no convencionales. Un atrevimiento que rompió la cronología del tiempo y la unidad del espacio; que desarrolló personajes diversos y conformó una voz que no se mantiene como omnisciente o primera persona, donde se funde la voz autoral con la del narrador; que dio visibilidad a autores y formatos marginados por género, raza, nacionalidad, preferencia, postura política y un largo etc…
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