Cuando la anatomía de lo diverso, se vuelve deconstrucción en resistencia, desde la resiliencia, decimos que: “No nacimos para ocultar nuestros cuerpos, ni estamos pidiendo permiso para existir”.
El cuerpo es un espacio de lucha y poder que refleja las disputas, las pasiones, las angustias, las resistencias y las dimensiones relacionadas con las heridas corporales a nivel colectivo.
Hace seis años, comencé a leer, estudiar y hablar sobre “la gordura”, pero en lo privado lo he hablado toda mi vida, porque encarno una corporalidad de una mujer negra gorda voluptuosa, cuya talla de brassier es 44-E y la desmesura de sus carnes, han sido totalmente violentas, para los ojos de quien me mira; porque cuando me miran, me ven con deseo, con sorpresa o apartan la mirada con asco e incomodidad.
A mis 10 años, tenía un cuerpo racializado de una joven de 15, toda mi vida desde que tengo memoria he sido cosificada, hipersexualizada, exotizada y acosada por ser diferente; por ser eso que es extraño.…
Keep reading with a 7-day free trial
Subscribe to OPINIÓN 51 to keep reading this post and get 7 days of free access to the full post archives.