El robo de los archivos del rey
Los consejeros de su majestad preveían entretener mientras encontraban otro suceso o espectáculo mayor que pudiera mantener la atención en tono positivo.
Eran días de paz en el reino. Eran días de luz, de movimiento, de circo y un poco de pan. Mucha distracción: anuncios de guerras (ficticias) ganadas, señalamientos sobre amenazas (ficticias) de los contrarios y mensajes de esperanza. “Vamos a ser más felices, porque la felicidad no se mide en el número de panes, arroz o chocolate que haya en la mesa, se mide por la familia sonriendo y por no aspirar a tener más”, fue el mensaje que envió el rey en un papel que fue distribuido a todo el pueblo y las pequeñas aldeas alejadas. Los consejeros de su majestad preveían entretener mientras encontraban otro suceso o espectáculo mayor que pudiera mantener la atención en tono positivo.
Pero una de esas mañanas, uno de los vigilantes sociales del trono reportó que había más papeles impresos rondando y siendo compartidos de mano en mano. La gente se reunía en plazas, esquinas y dentro de las casas para leerlos y compartir sus opiniones. La impresión no tenía sello oficial, pero eso …
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