Ya no molesten a la pequeña Claudia
Claudia Sheinbaum es uno de esos mexicanos acostumbrados a la inocencia perenne.
En un mundo de adultos, la responsabilidad se asume, pero no es en ese mundo en el que viven muchos mexicanos, muchísimos, educados para eludir la carga o, peor aun, echarla sobre los hombros de otro. Vivimos en una sociedad de adultos-menores. O adultos inmaduros, inocentes siempre.
Claudia Sheinbaum es uno de esos mexicanos acostumbrados a la inocencia perenne. Su caso nos concierne por la gravedad de los actos que elude. Ella nunca será culpable, muchísimo menos responsable de que una administración a su cargo falle y eso tenga consecuencias fatales en una escuela o en una línea de Metro.
Ya no la molesten. La jefa de Gobierno intuye que su papel político no incluye responsabilidad alguna y que su rol gubernamental no viene con las cargas. Por eso, como una pequeña que aún no distingue entre sus actos y los fenómenos naturales, cuando le señalan errores propios o carencias en su equipo ella grita que fue otro o que la están molestando. Si le advierten que su examen s…
Keep reading with a 7-day free trial
Subscribe to OPINIÓN 51 to keep reading this post and get 7 days of free access to the full post archives.