Profesionales del discurso
Nuestra labor es llevar el oído de la audiencia a la oficina del jefe y la voz del jefe a la escucha de las audiencias.
Los discurseros somos eso: profesionales del discurso. Pero en México nadie nos dice que eso existe y acabamos cayendo a la profesión, por casualidad y a tropezones. Empezamos siendo el asesor al que le pidieron unas líneas para un evento y de pronto escribe intervenciones para su jefe. La politóloga, el economista, la internacionalista que sabe un poco de todo y mucho de nada, pero que escribe rápido y de manera estructurada.
Discursero: puede uno encontrar en las vacantes en Estados Unidos, en Inglaterra, en Francia; es una profesión con tradición y renombre. En México ocurre tras bambalinas sin un nombre, un puesto asignado o un tabulador. Nadie sabe ni quiere reconocer que hay una mano fantasma emulando la voz de su jefe o cliente. Nadie lo ve bien tampoco. Creen que es algo malo, despierta suspicacias, “¿necesita que alguien escriba sus ideas?”. Pero no, no es así.
La profesión es muy noble, pero muy exigente. En México, casi sucede exclusivamente entre políticos. L…
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