Vivir en México: el vacío de autoridad
La cotidianidad en México es aguantarse porque no hay autoridad.
Hace algunas semanas comenzaron una remodelación junto a mi casa. Se rumora que pondrán un restaurante en una calle que hasta el momento había sido bastante tranquila. Temo lo peor. Hace como un año abrieron un café en la esquina. Todos los sábados acude un trompetista a “amenizar” el desayuno de los comensales. Es una pesadilla. Sé que en este nuevo restaurante pondrán una terraza y lo sé porque prácticamente talaron el árbol frente a la casa que en unos meses se convertirá en local. El árbol les estorbaba, me imagino. Los martillazos empiezan puntuales a las ocho de la mañana y se suspenden por ahí de las cinco de la tarde. Mi casa parece una milanesa forrada de polvo. Los del taller de bicicletas de al lado anticipan que pondrán un súper restaurante, los de la casa del otro lado piensan que no será la gran cosa porque dicen que conocen al dueño hace años y que no tiene dinero para hacer nada muy ambicioso.
En este solo párrafo que suena a normalidad soporífera hay dema…
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