Volver a Chiapas después del 94
Era enero de 1994; yo pensaba: que no se te note nunca en la cara cómo te apellidas
Escribo esta columna desde Chiapas, a donde vuelvo después de 27 años. Vine - a diferencia de la vez pasada - por poco tiempo y por trabajo; la última visita duró unos 20 días en los que pasamos el Fin de Año en familia y recorrimos el estado. Despedíamos con amistades - familia en ese tiempo - el año 1993, un periodo complicado para el país que quizás avizoraba lo que venía en ese 1994. Para la comitiva viajera era un paseo más.
Fue un viaje lleno de anécdotas que incluyó la renta de una camioneta sin asientos, una denuncia por robo de una almohada y la falta de pago de una sopa de pasta que nunca consumimos, una noche en una suite presidencial y más. Pero ninguna como el amanecer del 1 de enero de 1994 en San Cristóbal de las Casas desde donde tomaríamos el camino de regreso a la Ciudad de México. Esa mañana conocí en la Plaza Central a los zapatistas y al sub-comandante Marcos, ese día también tuve un miedo que nunca más he vuelto a experimentar y que ahora me produce coraje por no…
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