Crónica de una marcha
La manera en que se han ido administrando e imponiendo las directrices para la generación del conocimiento desde el máximo órgano regulador de investigación de este país es muy grave.
¡Viva la discrepancia!
Javier Barros Sierra
El sábado pasado salimos a marchar convocados por los estudiantes del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE). La invitación fue parte de las acciones en contra de la designación de la dirección general de ese centro. Esa mañana fuimos con la conciencia de que hay algo todavía más grande que se está gestando: la imposición de un pensamiento único que como idea central contempla el no cuestionamiento de la política nacional, la injerencia en la libertad de cátedra y la autonomía de las instituciones de educación superior.
Es así que los estudiantes lograron unir a una comunidad que, a pesar de los embates que ha recibido en la administración actual, no había conseguido mostrarse cohesionada y que reconocía al estar ahí que lo que está en juego es la generación del conocimiento libre y crítico. Haber ido flanqueada por un estudiantado que portaba con orgullo el nombre de su institución, sin la distinción de lo público o lo privad…
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