A los veintitantos una amiga me explicó que “el que grita siempre será el loco”. Esa afirmación la hizo para ejemplificar que, aunque yo tuviese razón en una discusión, si me alteraba perdería por default.
Y era obvio: la loca siempre era yo. La enseñanza de mi amiga no dejó de darme vueltas en la cabeza tras la pasada entrega de los premios Oscar.
El video transmitido y comentado a nivel mundial –y que, de hecho, sigue como trending– generó toda clase de opiniones divididas. Un guion que parecía sacado de una película chafa de ficción.
En televisión nacional, en una transmisión en vivo, una ceremonia que buscaba un mensaje de paz e inclusión se convirtió en un escenario de violencia verbal y física. El clímax fue el momento violento de la entrega del Oscar postpandemia. Una mala broma y una peor reacción.
Chris Rock conducía el evento para entregar el galardón a Mejor Documental; antes de dar a conocer a los nominados bromeaba con Penélope Cruz y Javier Bardem para de…
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