La (casi siempre) infame comida de hospital
La comida de hospital -público o privado- nos debe muchísimo a todas las personas que pisamos o pisaremos uno
Por Mariana Orozco
Otra vez tuve que volver al hospital por la salud de mi abuela y me enfrenté con mi enemigo de toda la vida: la comida de los hospitales.
La comida de hospital es algo que conozco en absolutamente todas sus facetas. No lo digo con orgullo si no con un montón de preocupación y también con autoridad para hablar de ella, no solamente como cocinera, también como parte del personal médico que alguna vez fui, como familiar de pacientes y también como paciente frecuente a causa de mi esclerosis múltiple. Por mi familia y por mí he conocido las cafeterías y cocina del Instituto de Cardiología y del de Cancerología, del Gea González, del Siglo XXI, de Médica Sur, del Ángeles del Pedregal y el de las Lomas, del Mocel, del Durango, del Dalinde, de la Raza, del Instituto de Neurología, del de Rehabilitación, de la clínica 32, de FUCAM y de algunos más y en todos y cada uno de ellos hay muchísimas cosas por mejorar.
La comida de hospital -público o privado- nos debe m…
Keep reading with a 7-day free trial
Subscribe to OPINIÓN 51 to keep reading this post and get 7 days of free access to the full post archives.