San Cristóbal, el asomo del terror
El paraíso turístico se ve amenazado; la inseguridad desbordada, el tejido social deshecho, la autoridad municipal rebasada.
La primera ciudad que conocí de niña, distinta a la mía, fue San Cristóbal de las Casas. Entre Comitán y la “Ciudad Real” hay solo 90 kilómetros. Son ciudades cercanas, pero de gran contraste. Las dos han tenido una dinámica muy diferente, particularmente por la cercanía con el mundo indígena. Todos los grupos que antes rodeaban San Cristóbal y que hoy están ahí, en especial los tsotsiles de San Juan Chamula, sufrieron una discriminación ancestral. Baste leer las preocupaciones de Fray Bartolomé de las Casas, a quien San Cristóbal le debe su nombre, y algunos pasajes de las novelas de Rosario Castellanos.
Durante muchos años, Chamula se mantuvo con una línea de separación muy marcada en relación con el mundo mestizo de San Cristóbal hasta que los conflictos, sobre todo religiosos, comenzaron a impactar con nuevos asentamientos alrededor de San Cristóbal, desde los años 80 del siglo pasado.
Muy cerca de los lugares típicos que veíamos desde la infancia con su tierra rojiza…
Keep reading with a 7-day free trial
Subscribe to OPINIÓN 51 to keep reading this post and get 7 days of free access to the full post archives.