Los fantasmas del Covid
Ania cuenta con un permiso especial de sus maestros para no tener que prender la cámara durante las clases en línea. Cada una de las veces que lo intentó durante el año pasado, terminó llorando
Los fantasmas del COVID no son sus muertos, tampoco sus enfermos, ni los desempleados. Son los que no vemos, los que se refugian en videojuegos y se esconden en conversaciones digitales, son para los que no habrá vacuna y regresarán a clases, son los que no pueden hacer nada contra la crisis y a la vez la pagarán toda: son nuestros niños, niñas y adolescentes. Son aquellos a quienes les arrancaron su forma de vida y no tienen manera de nombrar lo que ahora les sucede.
Es Andrés, quien tiene diez años. A seis meses de haber iniciado el confinamiento empezó a chupar su camisa, todo el día. Ya no lo hace, pero ahora la pierna izquierda le tiembla todo el tiempo. Ha comenzado a usar lentes, aunque nadie más en su familia los necesita, es quien pasa más horas frente a la computadora.
Es Sonia quien a sus 13 años, nunca había tenido problemas en la escuela, además tenía un historial de excelentes calificaciones que terminó durante la pandemia. ¿Qué importan dos materias reprobadas? Nada, en …
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