El hogar es un plato caliente
En las cocinas ucranianas se quedaron millones de ingredientes de cocina, alacenas llenas, refrigeradores y congeladores plagados de comida.
Imagina que tienes diez minutos para tomar todas tus cosas más valiosas pues en México acaba de desatarse un conflicto bélico y tendrás que salir de casa y no sabes si volverás pronto o alguna vez. ¿Por dónde empezar? Los papeles, algo de ropa, medicamentos, tal vez alguna cosa personal invaluable para tu familia, ¿la foto de tu boda?, ¿el dibujo enmarcado de tu hijo?, ¿la cobija que tejió tu abuela?, ¿algo de comida? Tal vez alguna cosa preparada, pero en la alacena se quedará el orégano que usabas en el plato de pozole de la cena del día de la Independencia, también el epazote que te regalaron en el mercado como un pilón con tu compra y que secaste porque era tanto que temías que se echara a perder y que lo usabas para los frijoles, la sopa de tortilla y la vez que hiciste por primera -y puede ser que por última vez- tamales, los chiles secos que usabas para todo.
En las cocinas ucranianas se quedaron millones de ingredientes de cocina, alacenas llenas, refrigeradores y…
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