¿Los hombres cocinan por placer y las mujeres por necesidad?
A muchas personas, cocinar nos brinda un placer infinito, pero para otras es un círculo del infierno que se repite todos los días en tres ocasiones diferentes.
Después de casi 12 años de dar clases de cocina a personas con todos los niveles de preparación me he topado con un montón de perfiles y de habilidades culinarias. Las que no distinguen el cilantro del apio, las que solo dominan las quesadillas y quienes aprendieron a cocinar de la mano de sus abuelas desde la infancia y dominan decenas de platillos y solo asisten a mis clases para perfeccionar una que otra cosa.
Yo tengo una abuela que cocina majestuosamente, pero para la que los nietos estorbaban en la cocina. Mi único acercamiento a ese espacio prohibido para los niños era ayudarle en Navidad a espolvorear las galletas de nuez de azúcar glas, buscar piedras en los frijoles y separar las tortillas calientes recién llegadas de la tortillería, que después tendría que envolver en un trapo del clóset de los trapos, al que solo tenías acceso si eras cuidadosa y lograbas alcanzar la segunda repisa.
Recuerdo decenas de platos deliciosos y que en cada comida teníamos acceso a tr…
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