Prepararse
Los políticos hallarán evidencia de los otros datos hasta por debajo de las piedras. Pero nunca de las piedras de los miles de sepulcros que el COVID sigue y seguirá cobrando. Y hay que prepararse.
Por fin se declaraba que era una pandemia. No se necesitaban demasiadas neuronas para preverlo. El comportamiento de dispersión del virus era muy revelador desde un principio: altamente contagioso. No era cuestión de preguntarse si llegaría a México (o a cualquier otro país): sólo había que preguntarse cuándo. Y había que prepararse.
Morían muchas personas por "neumonía atípica" en los hospitales. ¿Sería en realidad a causa del nuevo coronavirus? No tomaba demasiadas neuronas intuir que era así. Sobre todo cuando el funcionario encargado de la salud en el país (a la postre nombrado zar de la pandemia) colgaba el teléfono a la periodista que se lo preguntaba al aire en entrevista. No tomaba demasiadas neuronas intuir si el funcionario mentía o no. Había que prepararse.
Se reconocía el arribo del virus al país. Se nos pedía que no suspendiéramos la vida cotidiana. Que siguiéramos desayunando tamales en la fondita de siempre, que abrazáramos a nuestra gente. Que compráramos un escapulario …
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