Las mujeres no solo escribimos, además, lo hacemos muy bien
Leer a Lucia Berlin es encontrarte a medio camino entre la autoficción y una vida real que carece de finales felices o edulcorados
Para llegar al lugar en el que hoy me encuentro he tenido varias vidas. He sido recepcionista de un gimnasio que nunca cerraba, vendedora de zapatos baratos a mujeres que lo que realmente querían era que alguien escuchase su triste historia, mesera en un antro en el que tenía que entrar en los baños para asegurarme de que las chicas no fumaran, pero debía mirar hacia otro lado si se trataba de cualquier otra sustancia, y limpiadora de la planta de paliativos en un hospital en pleno verano, lleno de fiestas patronales. Todo esto fui yo antes de cumplir 25 años.
Así que cuando, hace unos años llegó el “boom” de Lucia Berlin con su 'Manual para mujeres de la limpieza' me sentí menos sola en este mundo. Y eso que llegué una década tarde porque la autora falleció en 2004 de cáncer de pulmón, pero por suerte, el Nobel de 2013 se lo llevó la cuentista Alice Munro y el sector librero estaba ávido por otras plumas similares. El gancho que la editorial de Berlin decidió utilizar fue algo así com…
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