En realidad, todas y todos somos abominables
Su estilo es sencillo porque la desgracia humana no necesita jiribillas.
Escribo esta columna y se cumplen 100 días desde que Rusia inició la guerra contra Ucrania. Y son 100 días exactamente los que se han cumplido desde que terminé la obra más famosa de Agota Kristof: Claus y Lucas, que en realidad es un compendio de tres obras que originalmente se llamaron Le Grand Cahier, La Preuve y Le Troisième mensonge.
Y no me suelta…
Leerlo ha sido una mezcla de incomodidad y fascinación como nunca he sentido. He visto crecer a Claus y a Lucas a lo largo de las páginas con el ferviente deseo de que, como siempre, al final, las cosas siempre salen bien. Pero no es cierto, sólo en Hollywood y en Disney, al final, las cosas salen bien.
Y eso lo sabía muy bien Agota quien, con una bebé de cuatro meses, se vio obligada a abandonar su Hungría natal porque su marido estaba en contra del régimen prosoviético. En una de las muchas entrevistas que hay de ella, la autora se recrimina a sí misma haber seguido a su marido y condenarse a ella a una muerte lenta en u…
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