Siempre hay un tuit
“Con esta ley se quiere una ciudadanía inmovilizada, incapaz de rebelarse, ¿eso es combatir el crimen organizado? Señores, esa es la militarización del país”.
La reforma para que la Guardia Nacional (GN) se asimile al mando del Ejército Mexicano, promovida por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, ha terminado por plantear un cuestionamiento amplio a la congruencia de la jerarquía obradorista.
Apenas en la víspera de su ascenso al poder, clamaban enardecidos contra los movimientos oficiales en los que creían ver la militarización del país, pero hoy la misma claque justifica y encomia el traslado de un sinfín de áreas de gobierno a las fuerzas castrenses y finalmente la entrega de la seguridad pública a los de verde olivo.
El propio AMLO criticó ferozmente la salida del Ejército a las calles para encargarse de tareas de seguridad, lo mismo durante el sexenio del panista Felipe Calderón como en el del priísta Enrique Peña Nieto.
Uno de los más encumbrados jerarcas obradoristas, Manuel Bartlett Díaz, hoy director de la Comisión Federal de Electricidad y antes senador opositor, subía a tribuna en abril de 2017 para condenar l…
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