Vamos tú y yo conversando en el carro por la ruta nueva. Somos una pequeña burbuja. Llegamos al restaurante y pides fruta picada. Volteo a verte y veo como sostienes esos pedazos de fruta como nuestro amor, una realidad que me sacude. Aquí estás tú sosteniéndome, como esos pequeños trozos de fruta que saboreas. Comes uno y volteas a verme, comes otro y lo disfrutas. Es que tú saboreas las pequeñas cosas, los grandes placeres, y los compartes conmigo. Vivir a tu lado en esta burbuja es una aventura.
Vamos a conducirnos, pero no como las otras parejas que antes hemos tenido. Esta vez será diferente como todas las historias de amor, como las personas que fueron juntas a todas partes.
Juntos vamos a detenernos a observar el cielo.
Juntos, el azul de esta bóveda metálica que nos influye y nos congela y nos situó en este mismo espacio y contexto.
Juntos vamos a sentir que somos una máquina de maravillas.
Ven, vamos a ver a lo lejos los delfines que bailan nuestra danza del amor…
Keep reading with a 7-day free trial
Subscribe to OPINIÓN 51 to keep reading this post and get 7 days of free access to the full post archives.