Tu mundo, mi mundo, el nuestro…
Por eso me gusta crear mundos nuevos, una combinación de soberanías personales y ajenas.
¿En cuántos mundos somos felices?
Supongo que somos nuestro propio mundo sin que esto sea egoísta, parto de la idea de que soy yo, mis pensamientos, mis hábitos, mis defectos, mi lista de soberanías personales que a veces no comparto con nadie. Soberanías que me ha costado mucho lograr, tales como: independencia, valentía y quitarme el miedo de encima que a veces me agolpa el estómago como una trenza.
Parto también de la idea que tú, usted, ella, él tiene su mundo, con sus propias soberanías, que también le costó mucho ganárselas. La combinación de esas soberanías forma un mundo nuevo.
He tratado de combinar mis soberanías con las de alguien más y se siente rico, al principio incómodo, pero en cuanto entro a la temperatura idónea, llego como un extraterrestre a su nueva galaxia, ese nuevo espacio que quizá se gana uno con el tiempo, con la cercanía o la comodidad de las persona que te compartió sus soberanías. Pero hay mundos que a los que de plano no puedo entrar, a …
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