Lana y locura
Los centros psiquiátricos de beneficencia privada ahora deberán enfrentar las nuevas trabas a la deducción fiscal propuesta.
La encontraron deambulando desnuda. No tenía identidad, ni palabras, ni comprensión, ni pasado, ni futuro. A él lo encontraron vestido con ropas hediondas. Sus palabras y su comprensión eran un remolino. Preguntas tan sencillas como ¿quién eres?, ¿de dónde eres?, no tenían respuesta.
Para 1998, Nuevo Laredo estaba lleno de “loquitos” como ellos, perdidos o abandonados. Eran a la vez algo cotidiano e invisible. Un solitario psiquiatra formó el Patronato Pro Indigentes Psiquiátricos de Nuevo Laredo AC y les dio asilo en un edificio abandonado, sin servicios, que el gobierno municipal le cedió. Ahí vivían en condiciones infrahumanas.
Con nula noción de recaudación de fondos, pidió ayuda. Acudió una abogada, notaria, quien, conmovida ante la situación, llamó a la gente de buena voluntad de los dos Laredos a ayudar. Empresarios, abogados, amas de casa, artistas y más, han apoyado al Patronato desde entonces. No han logrado que el gobierno federal o estatal aporte recursos, pero cuentan con …
Keep reading with a 7-day free trial
Subscribe to OPINIÓN 51 to keep reading this post and get 7 days of free access to the full post archives.