No hay, no hay, no hay
El medicamento de alta especialidad que necesitaba nuestra hija estaba agotado en México. No hay, no hay, no hay.
La angustia había empezado tiempo atrás con los diversos malestares y se afianzó semanas antes con la sospecha: se siente una bolita en la tiroides. Desde el hallazgo al diagnóstico final pasaron varias semanas, un contagio de Covid, una Navidad, dos ultrasonidos, un Año Nuevo, una biopsia por punción. Después llegó ese momento: tu hija menor tiene cáncer de tiroides.
El miedo se nos coló, pero todos, incluida nuestra hija enferma, nos hicimos el propósito de enfrentar la situación con buen ánimo, con inteligencia. Con la seguridad que nos daba estar en manos de los mejores doctores y contar con seguro médico privado. Estén tranquilos: casi el cien por ciento de los enfermos de cáncer de tiroides se curan, nos dijeron los doctores. Después de que le extirparan toda la tiroides seguirían dos semanas de recuperación, dos semanas de estricta dieta sin yodo, dos inyecciones de un medicamento de alta especialidad y luego un regreso al hospital para el yodo radioactivo. ¡Adiós al cáncer!
Sona…
Keep reading with a 7-day free trial
Subscribe to OPINIÓN 51 to keep reading this post and get 7 days of free access to the full post archives.