Para qué
Cuando vale la pena apostarle las noches, el día y el alma; cuando el corazón estalle de pasión y el cerebro de ideas… Ahí es.
Nada, aquí estoy retomando mi columna de emprendimiento después de varios años en los que me alejé del tema. No dejé de emprender pero sí dejé esa pluma en paz.
¿Para qué retomarlo? Sencillo. En el emprendimiento nada ha cambiado a través de los años; seguimos siendo comerciantes, sin disrupción, sin escalabilidad, sin alto impacto… O son los menos los que se atreven a dar ESE salto. No es fácil aventarte con un paracaídas que no sabes si abrirá a la mitad del camino… Más o menos ese es el vértigo que se siente, pero es riquisimo vivir en la incertidumbre cuando se está cómoda y en paz con ella; cuando comprendes que pierdes más por lo que no haces, que por lo que haces, entonces decides apostarlo todo.
Uno de mis mentores me dijo una vez –hace muchos años– “si no tienes a qué levantarte de la cama, mejor no lo hagas”, terminó hablándome del propósito y me regaló un mantra que a la fecha llevo conmigo: ¿para qué hacer las cosas?, ¿para qué?, ¿para qué?...
Me costó años acu…
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