¡Nadie mata al teatro!
El teatro musical es como un deporte, hay que entrenar los sentidos para aprender a suspender la incredulidad a tal grado que esas canciones
Nueva York.- Disculpen si hoy les escribo desde mi euforia, a veces pasa ¿saben? Y estoy desde el New York State of Mind que nos regaló Billy Joel, viendo cómo las marquesinas se han ido encendiendo una por una esta semana y quiero contagiar de teatro musical a quien se deje. Entiendo bien que para muchos esta forma de arte sabe un poco lejana, pero si una de las cosas que vino a cambiar (de las pocas) para bien el encierro del que estuvimos presos en el mundo entero fue el hecho de que hubo mucho, mucho teatro musical accesible para el mundo entero desde su casa.
Por supuesto, nunca va a ser lo mismo la experiencia de ver teatro en una pantalla que vivir la experiencia colectiva, y sé que hemos tenido una y otra vez esa discusión sobre el cine. ¿Pero saben qué? Yo me enamoré de esta forma de arte gracias a Manolo Fabregas y el gran tino que mis padres tuvieron de llevarme a ver todo lo que él hacía cuando era muy chica. Pero por años, antes de volverme un animalito obsesivo de Broadwa…
Keep reading with a 7-day free trial
Subscribe to OPINIÓN 51 to keep reading this post and get 7 days of free access to the full post archives.