Llevo varios meses tomando clases de canto y tratando (y enfatizo esta palabra) de aprender por mi cuenta ukulele. Me propuse alimentar mi alma y además ejercitar mi neuroplasticidad usando diferentes métodos para actividades poco comunes en mí. En canto tengo una maestra súper sabia que me ha enseñado que la rigidez, que en su momento aprendí en ballet, no aplica. Entre más ligera, suelta y relajada llegue a clase, mejor puedo tocar todos los matices de mi proceso de aprendizaje y lograr mejores resultados.
Ha sido un proceso divertidísimo, incómodo y muy aleccionador. Por un lado, es increíble cómo las etiquetas que nos hemos comprado pueden limitarnos a lograr algo y nos encogen para caminar con certeza y la barbilla en alto por esta neblina de dudas y cuestionamientos. Por el otro, este miedo a equivocarnos, a ir sigilosamente caminando porque no queremos ensuciarnos. ¿Quién nos dijo que no podíamos hacerlo?
Picasso decía que los niños nacen siendo artistas. El problema …
Keep reading with a 7-day free trial
Subscribe to OPINIÓN 51 to keep reading this post and get 7 days of free access to the full post archives.