Desayunamos política y se nos atraganta la realidad
Si de algo sirve desayunar, comer y cenar política debería ser para demandar que los políticos trabajen, analicen, corrijan y negocien soluciones.
En una conversación reciente con Leonardo Curzio en la que yo comentaría sobre algún tema económico, el doctor Curzio abrió la entrevista diciéndome: “Valeria, en México desayunamos, comemos y cenamos política”. La frase se quedó conmigo desde entonces. Las pláticas entre amigos, podcasts, artículos, encuestas, tuits no hacen más que darle razón. Tristemente.
Al sexenio le quedan más de dos años, pero desde hace más de seis meses la conversación gira alrededor de los posibles candidatos a tomar la batuta del país en 2024. Desde que el presidente destapó a sus “corcholatas” hay poco espacio para otros temas. La gente analiza las encuestas de la semana, los careos, el reconocimiento de nombre, las actividades del fin de semana, a quién le dio Covid o quién toca la guitarra. Se especula quién será el favorito o favorita del presidente, quién será el candidato de la oposición, si la alianza se mantendrá, y entre tanto ruido parece que somos los ciudadanos –más allá de los políti…
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