Amor, odio, miedo
Mi trabajo siempre es proveer un ambiente de contención, de paciencia y tolerancia, sobre todo cuando en la historia de vida del paciente no la hubo
Quizá ese día
Encontré algo que había perdido antes.
Quizá perdí algo que encontré después.
W. Szymborska
El espejo, la proyección y la sombra habitan los consultorios. Es de uso común utilizar la palabra proyección, cuando le decimos a alguien que lo que nos dice tiene que ver con él y no con nosotros. La proyección es un mecanismo por el cual se expulsa una parte del yo y se pone afuera. “Un paciente hablaba de poner su cerebro enfermo dentro del terapeuta (…) la fantasía de habitar a la otra persona y controlarla desde adentro”, en palabras de Thomas Ogden. Una historia interna puesta afuera, que se le lanza a alguien más para deshacerse de aspectos desagradables de la personalidad.
La proyección es una huida del yo. Ejemplos de esto: “Tú me hiciste enojar y no me quedó más remedio que gritarte”. “Tú sacas lo peor de mí”. “Tú tienes que decirme qué hacer”. Esto último ocurre en el consultorio entre los pacientes que podemos considerar graves. Entiendo aquí grave como impulsivos, iracu…
Keep reading with a 7-day free trial
Subscribe to OPINIÓN 51 to keep reading this post and get 7 days of free access to the full post archives.