¿Está peleada la accesibilidad con la conservación del patrimonio?
Esta pregunta me ha asaltado la mente una y otra vez a lo largo de los últimos meses, y me temo que me he encontrado con que, al menos a primera vista, pareciera que sí.
¿Está peleada la accesibilidad con la conservación del patrimonio? Esta pregunta me ha asaltado la mente una y otra vez a lo largo de los últimos meses, y me temo que, en mi búsqueda por responderla, me he encontrado con que, al menos a primera vista, pareciera que sí. Es decir, que en nuestro afán por proteger nuestros sitios y monumentos estamos perdiendo de vista la inclusión de las personas con discapacidad, un público no solo numeroso, sino que tiene el mismo derecho al goce de ese patrimonio que el resto de la población.
Ya desde 2011 el tema de la accesibilidad comenzó a ser atendido con seriedad por parte del Instituto Nacional de Antropología e Historia. En ese momento, se creó el Programa Integral de Accesibilidad, el cual estuvo acompañado de una primera adecuación de seis museos y tres zonas arqueológicas. De acuerdo a un boletín publicado por el propio INAH el 25 de mayo de aquel año, se invirtieron 10 millones de pesos “para rampas, andadores, elevadores o pla…
Keep reading with a 7-day free trial
Subscribe to OPINIÓN 51 to keep reading this post and get 7 days of free access to the full post archives.