A propósito del Día Naranja que conmemoramos cada 25 de mes para contribuir a erradicar las violencias contra las mujeres, hoy dedico este espacio a mi abuela con la autorización previa de mi madre.
En el hogar que habitó Celia, mamá Chela, hay una réplica de la cocina de la Casa Azul, hermosa, pintoresca, estoy segura que a Martha Ortiz podría gustarle. Aunque visualmente es muy estética, a mí me trae recuerdos muy dolorosos, crecí viendo a mi abuela encerrada en la cocina, me parecía la misma cárcel.
La recuerdo siempre estresada por la comida, cocinando para un batallón de once hijxs y su descendencia. Recuerdo que algunas de sus hijas, “le ayudaban” pero todas las comidas de las celebraciones caían sobre los hombros de esa mujer bajita, de cabellera completamente plateada y que gustaba de una copita de rompope.
Hasta hace muy poco comprendí el porqué tengo repele por la cocina, me molesta que la valía de una mujer en la familia se determine por su rol en la preparación…
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