Me niego a leer otro texto más escrito desde la oposición criticando a la oposición. Y no es que no entienda la desesperación y angustia de los que escriben después de cuatro años cuesta arriba. De un país cuesta abajo. Sin pausa, sin freno y sin cabida a un razonamiento alterno. Contando los minutos para que se acabe el sexenio. Ni uno más. No quiero volver a leer al pensamiento de oposición diciendo que la oposición no tiene una figura clara o una propuesta contundente. Al pensamiento de oposición concluyendo que la oposición no se sabe integrar o que no se sabe confrontar o que no sabe todo eso que se dice que no sabe. No leeré un solo párrafo. Al pensamiento de oposición preguntando si la oposición tiene ya una plataforma, un plan, una propuesta, un lo que sea. Ni una línea. Y es que más allá de ser un contrasentido -oposición contra oposición-, ese enfrentamiento es precisamente la base de la narrativa presidencial.
“Están moralmente derrotados”, dijo el Presi…
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