Hace unos días terminé de ver la serie “El juego del Calamar” y además de una sensación de angustia por la violencia que existe en cada capítulo, me quedé con un interrogante que me lleva a escribir esta columna.
Supongo que, a estas alturas, muchos de ustedes ya han podido ver la serie coreana que se estima, ha obtenido ganancias por más de 900 millones de dólares. Creo que, más allá del morbo de ser espectadores de escenas sumamente violentas, lo que nos ha llevado a tantos a terminar esta serie, es ser testigos de los límites que como seres humanos estamos dispuestos a cruzar con tal de conseguir una meta.
Para no revelar su contenido, solamente diré que se trata de una serie en la que sus protagonistas (todos con situaciones de vida por demás complicadas y sin mucho que perder) buscan obtener miles de millones de dólares. Para conseguirlo, deben evitar ser “eliminados” en dinámicas o juegos perversos en los que está en riesgo su vida y la de los demás jugadores.
A pesar de ser ficci…
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