Si fuera la segunda parte de una película, como atinada y cómicamente sugirió en sus redes, Mariana Campos, como son casi todas las segundas partes, podemos adelantar que el final de esta será muy malo, aburrido, repleto de lugares comunes.
Latinus y Mexicanos Contra la Corrupción publicaron la semana pasada una investigación sobre el opulento estilo de vida de uno de los hijos del presidente. No era novedad, antes de que su esposa cerrara su cuenta de Instagram para el público en general, se alcanzaba a ver algo de ello: vuelos en aviones privados, marcas de lujo. ¿Está mal vivir lujosamente? No. Solo depende ¿de dónde vienen esos lujos? Y claro, contrasta drásticamente con el discurso de quien diariamente nos receta una dosis de pobreza, seguramente porque con su trabajo está ayudando a generarla. Resulta hasta gracioso el cómo siempre los hijos son el calla bocas de los discursos de los padres. “Se atrevieron a compararlo con la Casa Blanca”, dijo el presidente, como …
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