“No se nace mujer, se llega a serlo”
Simone de Beauvoir
En los últimos dos o tres años de mi vida experimento cambios físicos y emocionales que han traído toda clase de tormentas: sorpresa, rechazo, tristeza y más recientemente algo parecido a la aceptación, que a veces, si me ahorro la grandilocuencia, es resignarse a que el tiempo pasa pero también se queda.
Observar el tiempo es observarse a una misma, transitando por diferentes etapas. Tengo en la galería de los recuerdos a una mujer muy joven que se casó obedeciendo el mandato tradicional en el que la educaron sus padres. Una madre también muy joven, que gracias a la fuerza de su juventud, pensó que podía tener tres hijos, cuidar de una casa, seguir estudiando y construir una vida profesional y personal sólida y feliz. Está en mis recuerdos la también muy joven mujer que decidió divorciarse cuando se dio cuenta de que estaba sola con la crianza y que tuvo que aceptar que aquella elección de pareja fue producto de la inexperiencia.
T…
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