Muchas mujeres nacimos en el lugar equivocado porque nuestro destino era una vida más libre y menos estereotipadamente femenina. Tal vez nos casamos y fuimos madres como parte de un glitch de la matrix y, después de largos y llorosos procesos de aceptación, construimos formas alternativas de amar y maternar.
El divorcio trajo liberación y también soledad, depresión, angustia financiera, condena social, acoso sexual, violencia económica y moral.
“Para algunas de nosotras, el feminismo fue una salida casi obligada de la depresión y la culpa por no responder a cánones, respetar estándares y silencios, o no continuar tradiciones”, dice el colectivo Las Tesis en la Introducción de su Antología feminista (Penguin Random House, 2021).
Así lo fue para mí: un camino menos culposo y depresivo por ser una disidente de mi familia clasemediera, conservadora, católica-puritana y represiva.
Hubo hombres que pensaron que por ser divorciada era una presa fácil. Como tantas otras mujeres, su…
Listen to this episode with a 7-day free trial
Subscribe to OPINIÓN 51 to listen to this post and get 7 days of free access to the full post archives.