Nuestra llegada al mundo está marcada por una absoluta indefensión que nos acompañará a lo largo de toda la infancia, que irá disminuyendo pero no desaparecerá nunca. Siempre necesitamos ayuda.
Se sabe: en salud mental los extremos derivan en patología. El esquizoide jamás pide ayuda porque no cree necesitarla, porque le avergüenza pedirla, por el riesgo del rechazo, la posibilidad de quedar disminuido frente a los ojos de los otros, por miedo a perder su autonomía tan celosamente cuidada. Todos escenarios demasiado dolorosos como para salir de su coraza protectora. En cambio, el dependiente siempre está necesitando, pidiendo, y va por la vida como un niño pequeño que se perdió en el bosque y requiere de una mano que lo regrese a su hogar. En algún punto intermedio, está una capacidad esencial para la sobrevivencia que es pedir ayuda en momentos críticos del ciclo de la vida. Cuando llega un hijo nacen nuevas necesidades económicas, emocionales, de organización. Son muchos…
Listen to this episode with a 7-day free trial
Subscribe to OPINIÓN 51 to listen to this post and get 7 days of free access to the full post archives.